Las casualidades pueden ser invitaciones a la reflexión. Este año, la misma semana en la que acabábamos celebrando el día de la paz y la no violencia coincidía en fechas con la misma semana en la que se conmemoraba un aniversario muy especial: el septuagésimo tras el cierre de cierto lugar en donde la paz se hacía añicos y en donde la sí violencia cercenó la vida de más de un millón de personas. Me refiero a Auschwitz-Birkenau, en Polonia, el campo de concentración y de exterminio más tristemente célebre de la historia. Un campo de concentración es una cárcel a gran escala en donde un determinado gobierno —uno que no suele ser precisamente pacífico-- decide "concentrar" por la fuerza a grandes masas de habitantes, habitantes de pleno derecho que, sin embargo, considera que deben estar alejados de la sociedad; ya sabéis: por pertenecer a una determinada raza, por profesar alguna religión o no profesar ninguna, por enamorarse de alguien del mismo sexo, por protestar ante un gobierno así... o hasta por, simplemente, ser personas con alguna discapacidad física. Un campo "de concentración" también puede ser "de exterminio", cuando las autoridades —los nazis en este caso- no se conforman con que estos presos mueran sin cesar a causa de torturas, trabajos forzados o condiciones de vida nada saludables; cuando ya se trata de acabar directamente con ellos, de exterminarlos para siempre. En Auschwitz-Birkenau, y en otros muchos lugares, solían hacerlo mediante "cámaras" (habitaciones) de gas venenoso, lo cual era siniestramente más barato que gastar balas. Existen multitud de obras artísticas que han tratado de reflejar, aunque solo logren un mínimo simbólico, el dolor y el sufrimiento de los prisioneros de estos campos de concentración y de exterminio nazis. Son piezas que funcionan, a la vez, como emotivo homenaje y como recuerdo aleccionador, y contribuyen así al mantenimiento tan necesario de la muy necesaria memoria histórica, pues lo primero que hay que hacer para no repetir bestialidades es no olvidar nunca las que ya se han perpetrado. Os propongo escuchar un ejemplo musical de una película bastante conocida sobre el tema y que os recomiendo absolutamente: La lista de Schindler (que se llama así porque un general, Oskar Schindler, traicionó a los nazis y, tras apuntarlos en sus listas, aprovechó su posición para rescatar a muchos presos de estos campos). Buena parte del filme transcurre en Auschwitz-Birkenau, por lo que John Williams, el gran compositor de bandas sonoras, creó la siguiente pieza y la tituló precisamente así: Como ejercicio de sensibilización y de dominio léxico, os invito a participar en los comentarios de esta entrada del siguiente modo: escribiendo un adjetivo, solo uno, que creáis que representa mejor la música que acabáis de escuchar. El único requisito es que no os repitáis entre vosotros.
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Recientemente se han hecho públicas las nominaciones a los Óscar de 2015, y así es que aquí tenemos un año más nuestra la porra musibloguera —sin dinero de por medio, quede claro—, camino de hacerse un clásico ya. Os invito a votar por dos películas de entre las nominadas en esta categoría mediante el formulario que acompaña a esta entrada. Debéis hacerlo tras escuchar alguna muestra de cada una de las bandas sonoras. Pero lo más importante es que no olvidéis añadir un comentario bajo esta entrada en el que dejéis claro por qué os habéis decantado por esas dos y no por las otras tres. Da igual la extensión, lo importante es que tengáis claros vuestros argumentos y los sepáis expresar por escrito. También da igual que acertéis el ganador, evidentemente. Os dejo los tráileres de cada película para que valoréis en consecuencia la relación la música que suena con la ambientación de cada filme. Como podéis comprobar, Alexandre Desplat está dos veces nominado No hace falta en absoluto que hayáis visto la película, aunque eso sí, nada os impide que escuchéis la música aparte buscando un poco por Internet (en YouTube, por ejemplo). De todas formas, en cada tráiler ya aparece una muestra suficiente para haceros al menos una idea; pero ojo, que el de Hotel Budapest comienza con el concierto para dos mandolinas de Vivaldi, que evidentemente no es de Desplat. También podéis documentaros leyendo las opiniones de otros, como por ejemplo en la página MundoBSO (pulsando tras la imagen de cada película). Sed consecuentes y no votéis a la película que más os atraiga ver, sino a la música que creáis que más se lo merece. Publicaré los resultados después de la gala de los Óscar, el 22 de febrero. Tenéis pues hasta el 21 para compartir vuestra opinión. Ya veremos si coincide o no con lo que opinan los miembros de la Academia de Hollywood...
¡Ah!, sobra decir que, como siempre, profesores, profesoras, alumnas y alumnos de otros centros estáis invitados a participar. No olvidéis identificaros con vuestro nombre, curso, y colegio o instituto de procedencia. Aparte de con Platero, acabamos este año con otro importante centenario: el del alto el fuego que, en plena Primera Guerra Mundial, decidieron regalarse mutuamente un grupo de combatientes alemanes y británicos atrapados en el frente de Bélgica. Hartos de tanta sangre y de tanto amigo muerto, acabaron tomando conciencia de la estupidez que siempre supone una guerra, del error que suponía estar ahí. Y en un momento dado asumieron que en la trinchera de enfrente también había personas con sus mismos sufrimientos y temores, personas a las que simplemente les había tocado estar en el otro bando. La Tregua de Navidad de 1914 fue un hecho insólito y completamente admirable, pues estos hombres arriesgaron sus vidas en favor de la paz y de la convivencia entre los seres humanos por encima de cualquier bandera, frontera o prejuicio. Además, al desobedecer a sus superiores se expusieron luego a represalias por parte de sus respectivos ejércitos. En esta campaña publicitaria, perteneciente a unos supermercados de Inglaterra, se recrea muy bien el emotivo suceso: Si has sido observador, te habrás dado cuenta de por qué le di tanto valor a la música y al deporte cuando ponía título a esta entrada. Por un lado, el internacional villancico Noche de paz, que comenzó como una mano tendida, acabó como un abrazo sonoro. Aun cantando en idiomas diferentes, británicos y alemanes estaban siendo, de repente, capaces de compartir algo que no fuesen balas: una misma melodía. Por otro, tras compartir también charla, comida, bebida y cigarrillos, ¡al parecer es posible que acabasen jugando un partido de fútbol! Bien, ahora también entenderás a qué venía la escultura con forma de balón de la primera fotografía: se trata de un monumento conmemorativo que la UEFA ha querido colocar esta misma semana en el mismo lugar en donde se supone que surgió la primera tregua (pues hubo muchas más en otras zonas). Lo cierto es que, aunque no se sepa con total seguridad, el hecho de que la duda exista revela el valor que siempre ha tenido el deporte como embajador del buen rollo. Y eso a pesar de que no son pocos quienes aún hoy lo utilizan, particularmente desde el fútbol, como mera excusa para dar rienda suelta a las ansias de violencia que algunas personas ya traen consigo (pseudoaficionados que se pelean a muerte, insultos racistas desde la grada, agresiones a árbitros, etc.). Ojo, también la música ha sido manoseada como herramienta para el odio: solo hay que leer, por ejemplo, las letras de algunos himnos nacionales o el conocido uso de la música para la tortura en la prisión de Guantánamo. Sin embargo, en el arte de los sonidos sigue prevaleciendo justo lo contrario, como con esta canción de los noventa, del grupo inglés The Farm, cuyos miembros, inspirados por la Tregua de Navidad de 1914, difundieron un texto precioso que te animo a seguir en el siguiente vídeo subtitulado: Como curiosidad, compara los acordes de este tema con el bajo del famosísimo canon de Pachelbel: comprobarás que se repite nota por nota; es algo que ocurre con muchísimas canciones pop, pero de ello hablaremos ya otro día... ¡ACTUALIZACIÓN! Actualizo por dos motivos: El primero, invitaros a escuchar también la siguiente canción de Paul McCartney (y a ver su simpático videoclip): El segundo, invitaros a escuchar el podcast que estos días ha subido Radio Clásica en torno a la Tregua de Navidad y en torno a otras historias de la música en relación a la "Gran Guerra": Ahora me interesa que escribáis en los comentarios de esta entrada y compartáis vuestra opinión ante esta hermosa historia. O también, que aportéis más ejemplos de cómo la música o el deporte han favorecido o favorecen la cultura del pacifismo y la unión entre las personas. Si eres alumna o alumno de Música del IES Andrés Benítez no olvides indicar tu nombre completo y tu curso (que luego estas cosas suben puntos de actitud). Si no, recuerda que, por supuesto, también estás invitado a participar.
¡Felices vacaciones! |